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Facultad
de Teología de la USTA/Asignatura: Patrología
Seminarista:
Michael Daniel Cuevas
Bogotá:
16 de Abril de 2015.
Teología
de los Padres Capadocios- San Gregorio de Nisa.
Gregorio de Niza, nació hacia el año
335, su educación corrió a cargo de su hermano mayor, este no fue un
extraordinario predicador, ni administrador como sus pares Basilio y el otro
Gregorio, pero como teólogo fue el mejor dotado de los tres capadocios, en el
371 Basilio le nombran obispo del pueblo de Nisa, le acusaron de malversar los
fondos de la Iglesia, y un sínodo convocados por los obispos arrianos lo
depusieron de su sede, después de la muerte del emperador Valente, el regreso a
su diócesis, un año más tarde asiste al sínodo de Antioquía y lo envían de
revisor a la diócesis del Ponto, estando en la misión fue elegido Arzobispo de
Sabaste en 380. Luego en el concilio de Constantinopla en el año 381, tomo un
importante desempeño junto al otro Gregorio, muere probablemente en el año 385.
La frase primera es el punto de partida
de la teología trinitaria del Niseno: existe distinción de hipostasis en la
unidad de la naturaleza divina. Esta distinción se fundamenta en la vida íntima
de Dios, que es espíritu. Gregorio comienza la descripción de la vida divina
con un fácil juego de palabras: Dios no es un ser alógico, luego tiene un
logos. Esta argumentación era ya tradicional. El logos divino no puede ser
caduco como el nuestro, sino subsistente; debe poseer todos los atributos que
corresponden a la divinidad, pues la simplicidad e infinitud divinas impiden
que algo perteneciente a Dios se encuentre limitado. Y continua el Niseno en
Dios no hay nada inconsistente; así pues, ni el verbo ni el Espíritu carecen de
consistencia, es decir, no son an-hypostaton, sino subsistentes que se
distinguen entre sí precisamente por su procedencia. Gregorio de Nisa evocando
a Jn 14,6, recalca que el verbo no participa de la vida, sino que Él es la
vida.
Entiende el Niseno que la distinción
viene dada por las relaciones inmanentes que mantienen entre sí como
consecuencia de su procedencia. Sólo estas relaciones distinguen a las personas
entre sí; las tres actúan siempre conjuntamente, cada una conforme a su
característica personal. Esto lleva a tratar a Gregorio la cuestión de la existencia
de número en Dios. Él llama a esto un misterio inefable, pues no es posible
decir, cómo lo mismo está numerado y escapa a toda numeración; cómo se
considera dividido y es una sola cosa; como es distinto en hipóstasis y no está
dividido en sustancia, aunque el Verbo y el Espíritu son distintos.
Al respecto de la precedencia de
Espíritu Santo, el Niseno retoma la denominación del Espíritu como soplo de
Dios. Existe en Dios, argumento Gregorio, un pnuma de igual forma que existe en
Él un Logos. La Palabra divina no se desvanece una vez pronunciada; tampoco el
aliento que acompaña a esa Palabra puede ser considerado como el aliento de la
respiración, sino como una fuerza sustancial con subsistencia propia. La imagen
del hálito en el que va envuelta la palabra al ser pronunciada permite a
Gregorio subrayar la simultaneidad de las procesiones del Hijo y del Espíritu,
propia de la eternidad; el decir que el Hijo tiene cierta mediación en la
procesión del Espíritu le facilita dar razón del orden trinitario: por qué
razón el Espíritu Santo es la tercera Persona y nunca se le puede considerar
como la segunda.
Referencias Bibliográficas:
J. Quasten, “Patrología II, La edad de
oro de la literatura patrística griega”, Editorial Biblioteca de Autores
Cristianos, Tercera Edición, España-Madrid 1986.
L. Mateo-Seco, “Dios uno y Trino”
editorial EUNSA, Tercera Edición, Pamplona 2008.
C. Izquierdo, J. Burggraf y F.
Arocena,“Diccionario de teología” Editorial EUNSA, Primera Edición, Pamplona
2006
J. Sayés, Comprender la Trinidad, San pablo,
Madrid 2013.
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