Facultad
de Teología de la USTA/Asignatura: Patrología
Seminarista:
Michael Daniel Cuevas
Bogotá:
22 de mayo de 2015.
Controversia
entre Nestorio y Cirilo de Alejandria.
Nestorio,
nació (después del año 381) de padres persas en Germanicia. Recibió su
formación teológica en la escuela de Antioquía y probablemente estudió bajo la
dirección de Teodoro de Mopsuestia. Ingresó en el monasterio de San Euprepio,
cerca de Antioquía, y, siendo presbítero de la iglesia de Antioquía, adquirió
fama de orador. Su gran reputación indujo a Teodosio II a elevarle, el año 428 a
la sede de Constantinopla, vacante por muerte de Sisinio, ocurrida el 24 de
diciembre del 427. Fue, pues, el segundo antioqueno que alcanzó este elevado
puesto que una generación antes ocupara San Juan Crisóstomo. Atacó a los
arrianos y macedonianos, a los novacianos y cuartodecímanos, perdonando
únicamente a los pelagianos, que se habían visto obligados a retirarse del
Occidente. Mientras Crisóstomo se abstuvo de proclamar desde el pulpito la
teología de Antioquía, Nestorio, por el contrario, convirtió su cristología en
tema favorito de sus sermones; se cree que predicó que hay dos personas
separadas en Cristo encarnado y que a la Virgen Santísima no se le puede llamar
Theotokos.
Razón de la Controversia:
Sobre el
periodo que sigue al 428, año en que Nestorio fue nombrado obispo de
Constantinopla, estamos mejor informados. Es en la defensa de la ortodoxia
contra el nestorianismo donde aparece Cirilo como un factor importante en la
historia eclesiástica y dogmática. Nestorio, alumno de la escuela teológica de
Antioquía, en sus sermones episcopales afirmó que en Cristo hay dos personas,
una persona divina, que es el Logos, que mora en una persona humana, y que no
se podía llamar Theotokos, Madre de Dios, a la Virgen María. Sus argumentos los
refutó Cirilo en su carta pascual ya en la primavera del 429. Poco después, el
Alejandrino volvió a defender la doctrina ortodoxa en una extensa encíclica
dirigida a los monjes de Egipto. De esta manera, el antagonismo latente que
existió durante dos generaciones en las cuestiones cristológicas entre los dos
grandes centros del Oriente se convirtió en un conflicto abierto, no sólo entre
los representantes de las dos escuelas, sino entre Alejandría y Constantinopla.
La vieja historia de mutua rivalidad entre estas dos sedes vino a añadir un
elemento político a la controversia teológica y le prestó la apariencia de una
agria disputa personal. Después de haberse cruzado sin éxito unas cartas.
Nestorio y Cirilo apelaron al papa Celestino. Un sínodo celebrado en Roma, en
agosto del 430, condenó a Nestorio y aprobó la teología de Cirilo. El Papa
encargó a Cirilo que comunicara la decisión a Nestorio. Cirilo redactó doce
anatemas contra la nueva herejía y las agregó a la carta del Papa, amenazando a
Nestorio con la deposición y la excomunión si dentro de los diez días no
retractaba sus errores.
No quedaba más que una posibilidad para
evitar una ruptura violenta en la Iglesia oriental: un concilio general. Por
eso, el emperador Teodosio, animado sobre todo por Nestorio, convocó en Efeso a
todos los metropolitanos y obispos del Imperio para Pentecostés del año 431,
para el sínodo que se hizo famoso en todo el mundo como el tercer concilio
ecuménico. En la primera sesión (22 de junio del 431), que presidió Cirilo como
delegado papal, Nestorio fue depuesto y excomulgado; se condenó su doctrina
cristológica y se reconoció solemnemente el título de Theotokos.
Cuatro días más tarde llegó a Efeso Juan
de Antioquía con sus obispos. No vaciló en celebrar por su cuenta un sínodo con
sus obispos y con los amigos de Nestorio; en él depuso excomulgó a Cirilo.
Cuando Teodosio se enteró de lo ocurrido, ideó un golpe maestro: declaró
depuestos a los dos, a Cirilo y a Nestorio, y los encarceló. Después de
examinar la cosa más detenidamente, permitió a Cirilo volver a Alejandría.
Llegó el 30 de octubre y fue recibido en su sede como un segundo Atanasio,
mientras que Nestorio se retiraba a un monasterio de Antioquía.
El resentimiento entre Alejandría y Antioquía
duró hasta el año 433, en que se llegó a una reconciliación. Juan de Antioquía
aceptó la condenación de Nestorio; Cirilo de Alejandría, a su vez, firmó una
profesión de fe, redactada muy probablemente por Teodoreto de Ciro, en la que
se reconocía claramente la divina maternidad de la Virgen María. Aun cuando
Cirilo comunicó al papa Sixto III, por escrito, que la paz había quedado
restablecida, se vio obligado a defender su cristología una y otra vez. Como
Teodoro de Mopsuestia había sido maestro de Nestorio, hubo un movimiento en el
sentido de condenarle también a él, y Cirilo casi llegó a hacerlo entre los
años 438 y 440. Sin embargo, en su lecho de muerte se declaró contrario a que
se diera ese paso, para evitar que la controversia se reavivara.
En resumen el
concilio de Éfeso reafirmo:
El que Cirilo
llamara a María Madre de Dios y encontrara en la palabra Theotokos, en cuanto
que se oponía al Jesutokos o hijotokos de los nestorianos, la expresión de la
verdadera doctrina, fue simplemente una conclusión que dedujo de la
communicatio idiomatum. Si el que nació y fue crucificado era Dios, entonces
María es verdadera Madre de Dios:
Como la Santa Virgen engendró según la
carne a Dios unido personalmente a la carne, por eso decimos de ella que es “la
Madre de Dios”, no en el sentido de que la naturaleza del Verbo tomara de la
carne el comienzo de existencia, porque El “era en el principio,” y “el Verbo
era Dios y el Verbo estaba en Dios,” y Él es el hacedor del mundo, coeterno con
el Padre, y Creador del universo, sino porque, como hemos dicho antes, habiendo
asumido personalmente la naturaleza del hombre, aceptó el ser engendrado de su
seno según la carne (Ep. 17,11).
Esta doctrina no es, en absoluto, una
novedad. Hacía mucho tiempo que la escuela de Alejandría empleaba el título de
theotokos para expresar la maternidad divina de María. Si hemos de creer al
historiador Sozomeno (Hist. eccl. 7,32: EH 866), ya lo había utilizado Orígenes
(cf. vol.1 p.379). Cirilo conoce bien esta venerable tradición:
Esto es lo que en todas partes prescribe
la doctrina de la estricta ortodoxia. Esto es lo que comprobaremos que
sostuvieron los Santos Padres. Se atrevieron a llamar a la santa Virgen “Madre
de Dios”, no como si la naturaleza del Verbo o su divinidad tomara principio de
la santa Virgen, sino en cuanto que nació de ella su cuerpo, informado con un
alma racional, y a este cuerpo se unió también personalmente el Verbo: por esta
razón se dice que nació según la carne (Ep. 4).
Cirilo consideró además esta palabra theotokos
como una especie de compendio de cristología, porque supone en Cristo la unidad
de persona y la dualidad de naturalezas: “En la afirmación de la maternidad
divina de la Bienaventurada Virgen se encuentra una profesión de fe correcta,
suficiente e irreprochable”.
Referencias
Bibliográficas:
Quasten J,
“Patrología II la edad de oro de la literatura patrística griega” editorial Biblioteca
de Autores Cristianos, Tercera Edición, Madrid 1977.
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